Me sigue dando un poco de vergüenza que la gente cante en alto, aunque por otra parte es algo que me encanta, porque ellos no la tienen. Sigo llorando y riéndome a la vez cuando me siento muy ridícula y me sigue gustando igual o incluso más el chocolate y sus derivados. Me siguen encantando los días de lluvia y beber el agua tan tan fría que luego me duelen los dientes. Espero seguir siendo igual que hace unos años, o incluso mejor, pero nunca fui muy amiga de los cambios con respecto a la personalidad de las personas. Si somos así es por algo, y siempre vamos a ser de esa manera. Habrá que entender de una vez que los seres humanos somos unos cabezones y hay cosas que no nos entran en la cabeza, como el hecho de cambiar nuestra propia forma de ser. De todas formas... habrá que aceptar a los demás y a uno mismo por como somos, ¿no? Por lo menos eso es lo que nos están repitiendo constantemente. Algo irónico por otra parte, cuando luego a cada mínimo acto eres juzgado hasta la muerte.
Qué gracioso.
Da igual, no tiene sentido. En realidad, nada lo tiene.
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